La importancia de la higiene del sueño: claves para descansar mejor
Descubre qué es la higiene del sueño, por qué es fundamental para la salud y qué hábitos puedes aplicar para dormir mejor y sentirte con más energía cada día.

Dormir bien no debería ser un lujo, sino una prioridad de salud. Sin embargo, en la actualidad, millones de personas sufren trastornos de sueño por malos hábitos, exceso de pantallas o estrés. La llamada higiene del sueño es clave para garantizar un descanso reparador que impacte de forma positiva en la salud física y mental.
A continuación, explicamos qué es, por qué es fundamental y qué prácticas ayudan a mejorarla.
¿Qué es la higiene del sueño?
El término higiene del sueño hace referencia a un conjunto de hábitos y condiciones ambientales que favorecen un sueño de calidad y sin interrupciones. No se trata de fórmulas complicadas, sino de rutinas sencillas que, mantenidas en el tiempo, pueden marcar una gran diferencia en la calidad de vida.
Dormir entre siete y ocho horas diarias, según la edad y las necesidades de cada persona, es uno de los pilares básicos para mantener el equilibrio del organismo.
¿Por qué dormir bien es tan importante?
Numerosas investigaciones han demostrado que la falta de sueño afecta de forma directa el rendimiento diario, el estado de ánimo y la salud general. Un sueño reparador ayuda a fortalecer el sistema inmunológico, regula funciones hormonales, mejora la concentración y contribuye a la prevención de enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes u obesidad.
Además, mientras dormimos, el cerebro procesa la información del día, consolida recuerdos y restablece funciones cognitivas. Por el contrario, dormir mal de forma crónica se relaciona con mayor riesgo de ansiedad, depresión, irritabilidad y accidentes laborales o de tránsito.
Principales recomendaciones para una buena higiene del sueño
Los expertos coinciden en que adoptar medidas básicas puede prevenir la mayoría de los problemas de insomnio o sueño poco reparador. Entre las principales recomendaciones destacan:
Mantener horarios regulares: acostarse y levantarse a la misma hora todos los días ayuda a regular el reloj biológico.
Establecer una rutina relajante: realizar actividades tranquilas antes de dormir, como leer o escuchar música suave, favorece la transición al sueño.
Adecuar el ambiente: la habitación debe ser oscura, silenciosa y tener una temperatura agradable. Es recomendable utilizar cortinas que bloqueen la luz exterior y minimizar ruidos molestos.
Limitar el uso de pantallas: la exposición a la luz azul de celulares, tablets o computadoras antes de dormir reduce la producción de melatonina, hormona que induce el sueño.
Evitar estimulantes: se recomienda reducir el consumo de cafeína, alcohol y comidas pesadas por la noche, ya que dificultan conciliar el sueño.
Realizar actividad física: hacer ejercicio regular contribuye a dormir mejor, pero debe evitarse justo antes de acostarse.
Usar la cama solo para dormir: asociar la cama con el descanso y no con actividades como trabajar, ver televisión o comer ayuda a que la mente entienda que es hora de dormir.
¿Qué hacer si los problemas persisten?
Si a pesar de seguir estas recomendaciones persisten las dificultades para dormir o se presentan despertares frecuentes, es recomendable consultar a un profesional de la salud. En algunos casos, el insomnio puede ser síntoma de otros problemas médicos o emocionales que requieren atención especializada.
Dormir bien es salud
La higiene del sueño no es una moda, sino una herramienta sencilla y efectiva para mejorar la calidad de vida. Dedicar tiempo y atención a dormir bien es invertir en bienestar, productividad y salud mental.
En un mundo cada vez más conectado y acelerado, cerrar los ojos, desconectar de las preocupaciones y priorizar el descanso es, sin duda, uno de los mejores hábitos que podemos cultivar.